Breve resumen

 


Bienvenidos y bienvenidas hoy hablaremos de una novela de terror psicológico titulada otra vuelta de tuerca, escrita por el norteamericano Henry James. La historia nos habla de una joven mujer que deja su humilde pueblo natal en favor del hombre a quien en secreto ama. Al llegar, éste caballero le comunica que posee en su protección a dos sobrinos infantes cuyos padres han muerto y le solicita que actúe como su institutriz en un pueblo agreste. Luego de reflexionar por días decide aceptar la propuesta en parte por el amor y cariño que le tiene y en parte por la cuantiosa retribución que recibirá. Nuestra protagonista, cuyo nombre jamás es revelado, queda completamente avasallada con la extrema belleza de los niños. Complacida en cuerpo y alma ve pasar los días en compañía de la señora Grose, la criada del lugar. Pero de repente “como el salto de una fiera” todo cambia con la aparición de un extraño visitante. Hasta aquí, se puede ver que la institutriz lejos de afligirse por el amor no correspondido desemboca su ternura y cariño en esos dos ángeles, o al menos para ella los son, les leeré una cita en referencia al niño Miles “en su presencia todo sentimiento se abolía para no dejar lugar sino a una especie de apasionada ternura.” y esto decía de Flora cuando la conoció “me pareció una criatura tan encantadora, desde el primer momento, que ocupase de ella significaba una gran fortuna. Era la niña más hermosa que había visto en mi vida”  La atención que enfoca en los niños es absoluta, los observa en todo momento y en todo momento se complace y excita al descubrir nuevas muestras de cariño que ellos les entregan. He de mencionar que la llegada de Miles a la mansión ocurre luego de que la institutriz se haya instalado y viene acompañada de una carta escrita por el director de su colegio informando que había sido expulsado por haber acometido un hecho, que en palabras de la joven y la señora Grose, era considerado atroz, abominable, impensado, mucho más tarde se le revelaría al lector el motivo. En contraste, las acusaciones de la carta no condicen con el comportamiento del niño que se muestra apacible, educado, cariñoso y alegre, esto junto con el afecto que ha infundido sobre nuestra joven motiva a la institutriz a retenerlo en la mansión y no ir en busca de otra escuela. De esta forma se empieza a gestar en la joven una necesidad arraigada sobre los niños. Hay incluso momentos en los que se siente completamente dominada, a sabiendas que los niños pudieran percibirlo ella teme que sus comportamientos se traten de un acto fingido.

El giro de los acontecimientos vino de la presencia de un extraño hombre que sin mediar palabra se acercó hacia la ventana desde el exterior, la presencia de una persona ajena sobresaltó en gran medida a la joven que se hallaba dentro, su aspecto no evocaba terror pero sí su comportamiento, el extraño acercó su rostro hacia la ventana hasta palparla y miró en derredor como si buscara algo o a alguien, acto seguido desaparece. Para la joven los santos días se habían acabado convencida de que aquel hombre pondría en peligro de muerte a sus discípulos. Lejos de aterrarse por lo sucedido se manifiesta en ella una integra valentía que queda reflejada en esta cita: “Tenía la certeza absoluta de que vería de nuevo a quien había visto ya, pero algo en mi fuero interno me decía que ofreciéndome valerosamente como único sujeto de tal experiencia, aceptándola, provocándola, sobrellevándola yo sola, serviría como víctima expiatoria y preservaría la tranquilidad de mis compañeros. A los niños, sobre todo, sabría defenderlos, bajo mi custodia, estaría completamente a salvo.” Los días venideros fueron de entera vigía, de la señora Grose pudo extraer información sobre la identidad del visitante, pero esta deducción se fundamenta en una escueta descripción del aspecto del mismo, se da a entender  al lector que la institutriz fuerza los hechos como dominada por una certeza inefable, es decir, que a fuerza de encontrar alguna explicación se deja llevar por el relato de la señora Grose, esta le cuenta de la institutriz predecesora y cómo ésta se relacionaba con el señor Quint, el visitante, el relato es atormentador, afligida al contarlo la señora Grose se angustiaba, sin aventurar nociones que pudieran estremecerla aún más nos relata una imagen del señor Quint resuelta a hacer lo que le plazca, a pesar de pertenecer a un nivel social muy bajo, intimaba mucho con el niño Miles, y la institutriz de aquel entonces conocida como Jessel se lo permitía sin objeción. Pero la sorpresa sobreviene al saber que el señor Quint está muerto.

Más tarde, jugando con la niña puede observar la figura de una mujer vestida de negro que la observa estática, desde lo lejos; petrificada, la institutriz no puede hacer más que observarla, con la niña a su lado distraída en la fabricación de un barquito, se propone a descartar a todos los posibles pobladores, una poderosa intuición se apodera de ella, asegura que se trata de Jessel, su antecesora, quien ha fallecido al regresar a casa y vuelve a por los niños. Los espectros continúan apareciendo, cada vez más cerca. Una noche, la penumbra deja ver  a Quint en el rellano de la escalera, atónica no puede sino mantenerse en pie mientras este le observa, sus miradas se mantienen por un extenso tiempo, luego Quint baja las escaleras para perderse en la insondable oscuridad. También a Jessel la ha visto sentada en el borde inferior de la misma escalera donde vio a Quint por última vez.

Dado el momento las apariciones paran, temiendo que haya perdido la facultad de poder verlos comienza a sospechar que los niños son conscientes de las presencias y empieza a temer de la influencia que estas puedan provocar sobre los infantes. Aquí surge un nuevo dilema, recordemos que ella no es la madre de los niños, ella es la institutriz, una persona contratada para abogar por la educación de los pequeños, una persona que está a su servicio. Es por ello, que nuestra joven no puede tomarse la libertad de interpelar a los niños sobre el paranormal asunto y a colación les entrego esta cita “…encarnando esa antigua tradición de los maestros culpables que fomentan las supersticiones y los temores infantiles. Sí me tenía completamente en su poder, pues ¿Quién habría de absolverme, quién me salvaría de la horca si por la más leve alusión yo era la primera en introducir un elemento de tal modo equívoco en nuestras relaciones perfectamente normales?”. Debido a la prodigiosa capacidad que muestra Miles la institutriz comienza a medir su intelecto hasta equipararlo con el de ella. En adición ocurren eventos donde el niño empieza a actuar de manera anormal, con inclinación hacia el mal comportamiento. Entonces para la perspectiva de la institutriz Miles se convierte en alguien que pasa de ser un niño inocente a alguien que comprende lo que está ocurriendo, y trata de sacar provecho buscando la expulsión de la joven. Comienza con recriminarle el hecho de que aún no ha vuelto a la escuela, con las implicancias que se deducen de ello sobre el dudoso obrar de la institutriz, y la predecible reacción que se puede esperar del tío. La joven pavorosamente toma la decisión de abandonar la casa pero la amenazante presencia de Jessel en su cuarto la hace cambiar de opinión y le recuerda su devoto compromiso. Miles sigue presionando, esta vez pide que su tío los visite pero haciendo caso de las directrices del caballero, la institutriz no debe informarle sobre nada de lo que allí ocurre. Su único consuelo recae en la señora Grose, quien le entrega su confianza y dice creerle a pesar de tener un dejo de duda, ya había manifestado la institutriz en múltiples ocasiones cuán importante es el cariño y la confianza que le entrega la señora Grose ya que sin su ayuda no habría podido ser capaz de controlarse así misma, sin embargo, se hallaba con la necesidad de demostrar que los espíritus no eran falsos. El desenlace se inicia con la desaparición de la pequeña Flora, tanto la joven como la señora Grose salen en su búsqueda, la encuentran sola a orillas del lago y la joven resuelta a romper el juego le pregunta dónde está la señorita Jessel, cuando de repente la ve, inmóvil, en el otro extremo del lago. Temerosa, pero también alegre porque al fin tenía la prueba que había buscado, le insta a la Sra. Grose a que observe, pero ésta debido a su defecto de la vista no percibe nada, la criada termina concluyendo lo siguiente “Todo es un error y un tormento absurdo y una broma… y nos volveremos a casa lo más pronto posible.” La niña rompió en llanto, estaba odiosa y cruel, no entendía por qué le preguntaba aquello o insinuaba no entender, pedía a gritos que la alejaran de la joven, que la llevaran muy lejos. Y así fue, la criada se la llevó por orden de la institutriz cuando su salud empeoró. Al partir el coche la joven y Miles se quedaron solos, entre ellos empezó una lucha de alusiones hacia lo innombrable. Ya no cometería el mismo error dos veces, le sacaría a Miles la verdad y no le daría motivos para alejarse de ella. Resuelto a hablar el niño confiesa que lo expulsaron del colegio por decir chismes de los cuales no recuerda con precisión,  muestra reprimido e inseguro mira por la ventana como si buscara el espíritu de Quint. Ella tomó al niño violentamente entre sus brazos y la aparición del Sr. Quint se hizo presente, con violencia le gritó nunca más, nunca más, nunca más, cobarde monstruo. El niño intentaba zafarse, preguntó si era él, pero decidida a obtener su prueba absoluta le pregunta ¿A quién te refieres? A lo que contesta: Peter Quint, ¡Ah demonio!

Y aquí el terrible final “Pero Miles se había escapado de mis brazos y volviéndome la espalda, exploraba a nuestro alrededor, escrutaba la ventana, para ver tan sólo el día apacible. Bajo el golpe de esta pérdida que tanto me enorgullecía, lanzó el grito de una criatura que cae al abismo, y el brazo con que lo recobré pudo haber sido el de sujetarlo en su caída. Lo sujeté, si, lo estreché contra mi pecho ¡puede imaginarse con qué pasión! Pero después de un minuto empecé a sentir lo que realmente estrechaba. Estábamos solos en el día apacible, y su pequeño corazón, desposeído, había dejado de latir.”

 

Así es, Miles muere por el estrés y el miedo y creo que ese es el significado del título, otra vuelta de tuerca hace referencia a la presión a la que están sometidos los personajes hasta que uno de ellos se rompe.